(Jesús Lastra – Diario Montañés)

Las últimas exclusivas de El Diario relativas al desembarco de nuevas empresas en Cantabria tienen por lo general un mismo hilo conductor: o se dedican al negocio tecnológico o están íntimamente ligadas con la transformación digital. El último caso es el del aterrizaje de la firma Innova TSN en el PCTCAN, en concreto en el edificio Bisalia, al que también acaba de mudarse Plenitude, heredera de Aldro e integrada en el gigante energético italiano ENI.

Es un goteo de nuevos rostros y nombres al entramado corporativo regional. Previamente desembarcó en Santander la multinacional irlandesa Payslip. Posteriormente fue Nunsys en Santa Cruz de Bezana. AXPE Consulting ya se mueve para levantar u ocupar un edificio en el PCTCAN vara saltar de 100 a 200 trabajadores.

El mundo cambia y los negocios se vuelven más etéreos y virtuales. Hay muchas necesidades de cambio y la expansión circula por nuevos caminos. Una tendencia que Cantabria debe aprovechar, más si cabe en un modelo de negocio en el que el teletrabajo es perfectamente posible e incluso talento autonómico en el exterior podría replantearse seguir desarrollando su actividad. Para diferentes partes del planeta, desde un enclave en el que la calidad de vida es una de las señas distintivas.

Ahora bien, los problemas. Uno, evidente, salarial, aunque varias empresas insisten en que ahora va no es el primer obstáculo. Sin embargo, con los números en la mano no se puede ‘robar’ profesionales a las grandes urbes. Otro, la falta de personal. Tanto por el primer motivo como por un desacople entre la formación y las demandas del mercado. Ahí sí urge actuar, tanto desde la base (Universidad o FP Dual) como con planes de reconversión o reciclaje.

En esa línea cobran sentido apuestas como las del Clúster TERA y Telefónica para formar en estas nuevas áreas a aquellos interesados en dar el salto al mercado laboral TIC. Una senda necesaria y, tal como discurren los acontecimientos, parece que inevitable para miles de empleados de la Comunidad.