La revolución tecnológica que estamos viviendo va mucho más allá de la transformación digital de las empresas. La minería de datos, la ciberseguridad, la inteligencia artificial, la robótica y el Internet de las Cosas son solo algunos de los conceptos que han llegado para quedarse y estar a la altura de los desafíos que suponen hace que sea más necesaria que nunca la colaboración entre las compañías vinculadas a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

Abordar proyectos tecnológicos de gran envergadura y complejidad es misión prácticamente imposible para empresas especializadas únicamente en un ámbito muy concreto del mundo TIC, ya que la mayor parte de estas iniciativas acaban adjudicándose a potentes multinacionales. En el caso concreto de la administración pública en Cantabria, los contratos más relevantes exigen requerimientos económicos y financieros que excluyen de hecho la posible participación de empresas locales, sometiendo su presencia a una eventual  subcontratación que impide el desarrollo o la retención del talento.

– Electrónica orgánica y de área extensa

– Micro y nanoelectrónica

– Sensores

– Tecnología de banda ancha y redes de comunicaciones

– Sistemas ciberfísicos: sistemas embebidos

– Tecnologías de interacción: hombre máquina, reconocimiento de lenguaje

– Internet de las cosas

– Inteligencia artificial y sistemas cognitivos.

– Sistemas de localización (GPS)

– Robótica colaborativa y sistemas autónomos

– Ciberseguridad

– Computación de alto rendimiento

– Minería de datos, big data, gestión de bases de datos

– Realidad virtual y aumentada

– Blockchain

– Simulación y modelado

– Gamificación

– Software as a service (SaaS)

– Manufacturación aditiva (impresión 3D)

– Manufacturación láser

– Gestión TIC, sistemas de logística y negocios

– Servicios de internet: desarrollo web, ecommerce

– Redes inalámbricas

– CPD

– Diseño apps móviles y Marketing online

– Outsourcing TIC

– Cloud

– Smart cities

– Business inteligence

– IoT, mejora y automatización de procesos, machine learning

La única forma de que empresas locales puedan hacerse hueco en estos macroproyectos es llegar a acuerdos de colaboración que generen sinergias, de manera que contribuyan con su particular expertise profesional. Esta filosofía asociativa es la que propició el nacimiento del Clúster Tera en Cantabria en 2019.

A pesar de su corta andadura, ya son 25 las empresas y entidades público/privadas que forman parte de la organización. Algunas de ellas germinaron en el año de la pandemia y tienen plantillas pequeñas; otras son mucho más veteranas y cuentan con más de un centenar de trabajadores. En cualquier caso, ni la juventud ni el tamaño constituyen un impedimento para acceder a grandes contratos cuando se puede recurrir a estas alianzas estratégicas que permiten actuar como un solo ente y ofrecer un amplísimo catálogo de servicios.

De este modo, el Clúster puede trascender las fronteras regionales y nacionales y hacer incursiones en el mercado extranjero, posicionarse como el interlocutor TIC ante las administraciones, potenciar el sector y colaborar en proyectos de I+D+i.

Uno de los principales objetivos del Clúster es acrecentar el número de miembros que forman parte de él para aumentar su masa crítica, ya que el sector TIC cántabro está compuesto por cerca de 230 empresas.

La mayoría de ellas son pymes, pero en conjunto mueven una cifra de negocio anual de 540 millones de euros. Como se ve, la importancia de esta actividad económica no es nada desdeñable, ya que las empresas tecnológicas dan empleo a alrededor de 2.200 personas y solo en el año anterior a la pandemia invirtieron 100 millones de euros.

Reto: la Agenda Digital de Cantabria

El gerente de TERA, Juan Carlos Ramos, cree que el nivel de digitalizaciónde la región todavía es muy bajo, tanto en el ámbito público como en el privado. En su opinión, uno de los retos más apremiantes es elaborar la Agenda Digital de Cantabria, una hoja de ruta con la que poder ordenar y priorizar las actuaciones en materia de digitalización y que a día de hoy no existe, a diferencia de otras comunidades autónomas que ya disponen de una. En este sentido, el Clúster se ha ofrecido al Gobierno de Cantabria como interlocutor para el diseño, gestión y desarrollo de la Agenda Digital. De esta forma, TERA podría actuar como una oficina técnica y trabajar,  junto con el Ejecutivo regional, instituciones públicas, universidades e institutos de investigación en la redacción de proyectos I+D+i para atraer fondos nacionales y europeos. No obstante, una iniciativa de este calibre solo es posible a través de la coordinación. Esa es la razón por la que Ramos considera necesario crear una Oficina de Gobernanza que coordine las actuaciones en materia TIC propuestas por la Administración. Desde el Clúster se está trabajando también en la ejecución de un Plan de Digitalización destinado a pymes y en poner en marcha un centro de ciberseguridad en la región. En estos dos años, TERA se ha integrado en el HUB de Innovación de Cantabria y prevé hacerlo próximamente en el futuro HUB de Comillas, con la intención de fomentar la digitalización de las empresas cántabras. Además, se ha adherido a la Plataforma Regional del Hidrógeno y ha establecido acuerdos de colaboración con CEOE-Cepyme y con la Oficina AceleraPyme de la Cámara de Comercio de Cantabria. Todas estas acciones demuestran que la madurez de un Clúster, al igual que sucede con las personas, no siempre es producto de la edad y que dos años pueden dar mucho de sí cuando las compañías cántabras afrontan el futuro con espíritu de colaboración y amplitud de miras.

 

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